
Haritz Iturrioz, junto a “Bat” la bici de carretera de Axalko.
Una bici de madera, ¿por qué no? Haritz Iturrioz y los hermanos Aitzol y Andoitz Telleria son tres carpinteros aficionados al ciclismo que tienen un pequeño taller de carpintería en Zerain, un pueblo en lo alto de una colina de la comarca guipuzcoana de Goierri, y que un día se les ocurrió hacer una bici de madera. Hasta allí se ha acercado Cooking Ideas para descubrir estas bicicletas tan especiales.
“Queríamos demostrar que era posible, que se podía hacer una bici de madera, resistente y ligera”. Así que, en los ratos libres y a modo de afición, Aitzol Tellería se puso manos a la obra, haciendo pruebas, con distintas piezas, hasta dar con el diseño perfecto. Un año más tarde, en 2008, ya tenían su primera bici de carretera de madera, una bicicleta testada por ellos mismos en las carreteras y las montañas guipuzcoanas.
A partir de ahí, viendo que el volumen de trabajo se iba reduciendo y el sector de la construcción se venía abajo, decidieron dedicarse a fabricar y comercializar bicicletas de madera con el nombre de Axalko, que en euskera significa zorro pequeño. “No hay que poner todos los huevos en la misma cesta”, dice Aitzol, “además, así podemos fabricar un producto que se puede exportar”.
En estos cinco años, han fabricado y vendido en torno a 30-40 bicicletas, sin dejar de lado sus tareas de carpintería que vienen realizando desde siempre. “Con una dedicación plena a las bicis, en un mes podemos hacer 5 bicis”.
Características de las bicis
Todo el diseño del cuadro lo hacen por ordenador para lograr un perfecto alineado. Luego, una fresadora conectada al ordenador va superponiendo y encolando las láminas de madera curvadas, con ayuda de los moldes tallados por ellos mismos, hasta dar forma al cuadro. Cada lámina tiene un grosor de entre 0,5 y 2,5 mm, son láminas sin nudos, con vetas son los más rectas posibles. “Probablemente, esta sea una de las poquísimas bicis que a día de hoy no se fabrican en China”, cuenta Aitzol.
“No se puede decir que sea una bici 100% artesanal, al fin y al cabo, es imposible tallar una bicicleta de un trozo de madera, porque se acabaría por romper. La superposición de finas láminas curvadas es lo que le da la rigidez.”
El cuadro de Axalko aprovecha al máximo la solidez de la madera, combinando un núcleo de fresno con un acabado micro-laminado que optimiza su rigidez y resistencia. Respecto a las bicicletas de carbono, estas bicis de madera tienen muy pocas diferencias. De hecho, el peso es similar, sobre los 7 kg.
La estructura del cuadro de la bici es hueca, lo que hace que sea tan ligera e igualmente fuerte y resistente como un cuadro de acero o aluminio.
“No pretendemos competir con el aluminio o el carbono en cantidad, queremos ofrecer una bicicleta exclusiva a la gente que le guste la madera”, declara Aitzol Telleria.
Un ciclista profesional salió a dar una vuelta en una bici Axalko y apenas notó diferencias respecto a una de carbono, solo que la madera absorbía mejor las vibraciones en los caminos malos.
Del taller al mundo
Axalko es uno de los pocos fabricantes en el mundo que hacen bicis de madera, en estos momentos tienen dos modelos: la bicicleta de carretera y la de monte, aunque han llegado a montar bicis de paseo o fixies utilizando los mismos cuadros. Al fin y al cabo, ellos ponen el cuadro Axalko, todo lo demás es totalmente customizable por el cliente, hasta el acabado o el color del laminado del cuadro.
Venden principalmente por Internet, tiene bicis en alguna tienda –incluso en una tienda Suiza-, pero principalmente la venta es on line, rara vez llegan a tratar cara a cara con el cliente final.
“Una vez vino un hombre de Italia a ver la bici, luego se fue a Estados Unidos a ver otra bici de madera de otro fabricante. Le gustó más la nuestra y la compró”. “El perfil del comprador es de hombres mayores de 40 años, con un poder adquisitivo medio-alto y que tiene el capricho de una bici de madera”, cuenta Aitzol.
Una bici de carretera ya montada con componentes de gama alta cuesta entorno a los 8.000 euros. Aunque se pueden adquirir cuadros sueltos a partir de 3.000. Los precios varían según los componentes que desee añadir cada cliente.
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