Siempre que un atleta sobrehumano logra superar a sus antecesores en alguna competición, volvemos al recurrente debate sobre quién es el mejor deportista de todos los tiempos. Muchos no tienen duda: alucinan cada vez que ven cruzar la meta a Usain Bolt, el jamaicano que bate sus propias marcas inalcanzables una y otra vez.
Los más futboleros se debaten entre la eterna ‘saeta rubia’, el recientemente fallecido don Alfredo Di Stéfano, el genial Johann Cruyff y, para los amantes de las polémicas, el brasileño Pelé y su archirival Diego Armando Maradona. No obstante, los más duchos en la materia tirarán de casos como los de Bo Jackson, que para muchos es el deportista por antonomasia después de ser seleccionado All Star en dos disciplinas distintas: béisbol y fútbol americano.
Lo que sucede es que la mayoría no conocen al bueno de Joey Chestnut. Posiblemente su nombre no te traiga a la mente momentos memorables como los protagonizados sobre el ring por Mohammed Alí, o en la pista de tenis por Rafa Nadal o Roger Federer. ‘Mandíbulas’ Chestnut, como le conocen sus rivales, se ha ganado su puesto en el ‘Hall of Fame’ de los deportistas por arrasar en una disciplina un tanto peculiar: la ingesta masiva de perritos calientes.
Este tragón profesional se ha convertido en el mejor deportista del siglo. Y no lo decimos por el mérito que entraña atiborrarse a salchichas en tiempo récord – que también –, sino porque ha sido el único deportista capaz de ganar el campeonato mundial de su disciplina ocho veces seguidas. Desde 1919, ningún atleta había conseguido, jamás, alcanzar tal marca. Olvidad nombres como Michael Jordan o Tiger Woods. Ninguno de ellos ha logrado batir a sus rivales en la máxima competición mundial ocho ocasiones consecutivas.
En su lugar, quedaros con el nombre de Joey Chestnut, un joven californiano de 30 años que el pasado 4 de julio consiguió su octava victoria zampando perritos calientes en el concurso ‘Nathans Hot-Dog’ de Nueva York. Con 61 perritos calientes colocados en su estómago en 10 minutos, ya suma 32 récords en su lista de victorias.
Puede que no todo el mundo considere deportista a alguien que come mucho en poco tiempo, pero, en Estados Unidos, zampar también es sudar la camiseta. Como sudaron los jugadores del Olympique de Lyon cuando ganaron la liga francesa siete veces seguidas o Lance Amstrong con sus siete ‘tours’ de Francia (o eso parecía hasta que se destapó el pastel). Todos se quedaron a las puertas del número ocho.
Al igual que ‘Air Jordan’, uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto, que obtuvo en su carrera seis anillos de la NBA seguidos. Aunque, eso sí, estuvo cerca de coronarse por octava vez consecutiva como máximo anotador del campeonato.
Lo mismo ocurre con ‘el tigre’ del golf. A pesar de haber ganado 105 torneos, las competiciones en las que se ha impuesto Tiger Woods no se han dado nunca de forma consecutiva. Dos abiertos en 2005 y 2006, y otros dos Torneos Máster en 2001 y 2002.
Hay que remontarse mucho en el tiempo para encontrar a un deportista más triunfador que Chestnut. En 1912, el lanzador de béisbol Walter Johnson ganó la primera de sus diez ligas americanas consecutivas. Gracias a ello, el jugador de los Washington Senators se hizo un hueco especial en el Museo de la Fama del Béisbol estadounidense y, hoy en día, es toda una leyenda de este deporte.
Ahora la corona del número ocho ha pasado a la cabeza de ‘mandíbulas’ Chestnut. En 2007 comenzó su racha y parece que aún le queda para rato, si tenemos en cuenta que el único tragaldabas que le puede hacer competencia, Takeru Kobayashi, está fuera del campeonato desde 2010. Suerte o no, deporte o no, resulta indiscutible que Chesnut es el competidor invencible del momento.
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Con información de The Atlantic, Sipse, Baseball-Almanac, Ultimate NBA, Tiger Woods
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