Desde hace poco, el bolsillo de muchos conductores suspira algo aliviado. El precio de la gasolina lleva bajando desde mediados de diciembre y hace una semana, en algunas estaciones, se vio el combustible a menos de un euro el litro.
Pero no sucede algo así todos los días. Las noticias acerca de la subida en el valor de la gasolina y el diésel suelen tener más presencia en los diarios e informativos. Sin olvidar las estratagemas que se han llevado a cabo para conseguir unos cuantos litros gratis.
Véase, por ejemplo, el caso de dos hombres que robaron combustible del tanque de un turismo gracias a un sistema de bombeo; o el de aquel otro que, en 2012, logró sustraer gasóleo de los depósitos subterráneos de las estaciones de servicio.
Aunque, puestos a ser originales, se lleva la palma la treta de Dunkley, la empresa británica que fabricó un vehículo sólo para robar combustible. Si bien hay que matizar que el combustible no era petróleo, sino gas carbón; y el coche, una reliquia de principios del siglo XX.
En 1901, la empresa con sede en Birmingham lanzó un automóvil que, según sus creadores, contaba con el equipamiento necesario para sustraer el gas carbón que recorría las tuberías de Londres, e incluso de las farolas que iluminaban las calles de la capital.
Pero el procedimiento no resultaba tan sencillo como lo pintaba la compañía. Lo más fácil era parar delante de una de las tuberías y sacar una manguera que el vehículo llevaba en la parte de atrás. Lo complicado era dar con la fórmula para sustraerlo sin causar demasiados desperfectos – para el caso de la farola, la fórmula consistía en dar con la llave que daba acceso al depósito.
A pesar de que no se conservan documentos que demuestren lo mucho que debieron molestarse las empresas de gas carbón, lo cierto es que el modelo de Dunkley tan solo duró un año en el mercado. La compañía pasaría a la historia algo más tarde, por fabricar el primer cochecito para bebé con motor.
Conocido como Pramotor – un juego de palabras entre cochecito y motor, en inglés -, el invento de la compañía venía a ser una especie de ‘scooter’ sin rueda delantera. La niñera se sentaba en la parte de atrás y se servía del manillar para dirigir el carro, situado en la parte frontal. El Pramotor contaba con un botón de arranque, un embrague controlado con las manos y un único freno.
Las autoridades prohibieron el uso del cochecito a motor en los parques y vías peatonales, pudiendo circular únicamente por la calzada, compartiendo espacio con el resto de vehículos a motor. Algo que resultaba bastante peligroso para los menores.
El Pramotor se dejó de producir en 1925; un año después, la empresa Dunkley desaparecía. A pesar de sus excentricidades motoras, las patentes de la compañía forman parte del bagaje necesario para llegar hasta el coche tal como lo conocemos hoy en día. Algunas relevantes, otras poco útiles, pero muchas lo bastante curiosas como para ser contadas.
Con información de Jalopnik, Unique Cars and Parts e Inventors
Más historias motoras:
-‘Hard drive rock’: guitarras que cambian las seis cuerdas por discos duros
-El Batmóvil eléctrico fabricado en una granja con piezas de otros coches
-Diez inventos españoles que pudieron cambiar el mundo (pero no)
-Las patentes de Tesla no harán que arranque el coche eléctrico (al menos, en España)
The post El primer (y único) coche del mundo diseñado para robar combustible appeared first on Cooking Ideas.