Cada día tenemos más asumido que la tecnología está logrando que los cacharros de nuestro alrededor se vuelvan inteligentes, pero siempre hay un punto en el que la realidad parece superar a la ficción. En la otra punta del mundo han logrado romper esa barrera y hacer que los trenes sean capaces de oler.
Esta suerte de milagro tecnológico ha tenido lugar en Sídney, donde la red ferroviaria acaba de incorporar una herramienta que parece hacer magia para luchar contra los grafitis: los vagones tienen, de pronto, olfato para detectar la pintura.
Vagones con nariz
Si bien los hay que son verdaderas obras de arte, los grafitis se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para las redes ferroviarias de medio mundo: limpiar las pintadas de los trenes de Renfe cuesta cerca de 10 millones de euros cada año.
La mayoría de las pintadas de los trenes no son de Banksy precisamente, y el sistema ferroviario de Sídney ha decidido combatir el problema tirando de la más alta tecnología, poniéndole nariz a sus vagones.
El revolucionario sistema que han estrenado los trenes de la ciudad australiana se llama ‘Mousetrap’ (“ratonera”, en español) y está formado por un conjunto de modernos sensores químicos capaces de detectar el vapor del espray y la pintura utilizados para hacer grafitis en los vagones de los trenes.
Al detectar los vapores de la pintura, el sistema activa una alarma para que el personal que se encuentra vigilando la red ferroviaria a través de las cámaras ya instaladas en estaciones y vagones pueda comprobar que, efectivamente, alguien está haciendo una pintada en uno de los trenes en circulación.
De esta forma, la reacción ante uno de estos grafitis puede ser inmediata y el personal de seguridad de los trenes de Sídney puede pillar a los grafiteros con las manos en la masa.
“Aquellos que pintan grafitis en la red ferroviaria pueden ser ahora pillados con la lata en la mano y van a ser atrapados al instante”, explicaba el ministro de Transporte australiano, Andrew Constance.
Un olfato muy rentable
Aunque ‘Mousetrap’ ha sido presentado hace apenas unas semanas, en realidad lleva funcionando en pruebas desde mediados del pasado año. Durante todo este tiempo, el olfato de los trenes australianos ha permitido pillar a treinta grafiteros con el espray en la mano.
Aunque muchos detalles de este novedoso sistema han sido omitidos por la compañía, lo que sí se ha dado a conocer son algunos aspectos económicos que hacen de ‘Mousetrap’ una tecnología rentable –además de revolucionaria-, y es que su coste es de 500.000 dólares australianos (algo más de 300.000 euros), mientras que el gasto del país oceánico en limpieza de pintadas ascendió a más de 34 millones el pasado año (unos 24 millones de euros).
Sin embargo, nada es perfecto y ‘Mousetrap’ tampoco podía serlo. El sistema, que además es móvil y puede llevarse en cualquier tren, puede detectar otros olores más allá de los desprendidos por un espray de pintura, pero aún no tiene un olfato tan desarrollado como para hacer distinciones.
Así, ‘Mousetrap’ no podría diferenciar, a día de hoy, el aerosol de pintura de un grafitero de un bote de pintura que un pasajero del tren está llevando a su casa. De ahí que sea relevante el trabajo del personal que vigila las imágenes de las cámaras instaladas en los trenes australianos.
Los trenes de Sídney son inteligentes y ya pueden oler lo que hay en su interior aunque, eso sí, aún tienen que mejorar su sentido del olfato.
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Con información de El Mundo, Citylab y The Sydney Morning Herald. Las imágenes son propiedad de bambulshakibaei.
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