El mundo de la moda vive inmerso en una incesante vorágine de producción y consumo, con efímeras tendencias que apenas duran un pestañeo, donde ir casi todas las semanas a comprarse esto o lo otro a precios irrisorios para estar a la última es prácticamente imprescindible. Tenemos los armarios rebosantes de cosas que pasados unos meses no nos volveremos a poner jamás, bien porque “han caducado” o ya están estropeadas. Son ropa y complementos hechos a batalla, por mano de obra de saldo y en talleres donde casi se roza la esclavitud. Una moda injusta e insostenible.
Pero un buen día, una pequeña parte del sector de la moda dijo “basta, esto no puede seguir así”, y así es como nació la slow fashion.
En un pequeño taller guipuzcoano, dos jóvenes hartos del sinsentido de la moda actual, se han sumado a la slow fashion y desde febrero trabajan produciendo prendas a mano bajo la marca Less Bore. Son prendas de tejidos de calidad y pensadas para que duren en el tiempo.
“Creemos que no tiene sentido producir muchas cosas y crear una demanda innecesaria, ya hay grandes empresas que hacen eso, empresas con las que no se puede competir”, comenta Ander Azkarate, alma máter de Less Bore.
“Las tendencias no dejan de estar dirigidas por los poderes económicos, nuestro objetivo es hacer productos que duren más en el tiempo, que dentro de 20 años puedas seguir utilizando ya que no responde a una estética concreta de un momento concreto. Un producto más versátil”, relata Ainitze Korta, la otra mitad de la pequeña empresa.
Probablemente penséis que estos dos jóvenes se han vuelto locos por plantar cara a las grandes empresas de la moda, pero lo cierto es que cada día son más y más los que se suman al modo de vida slow y dan la espalda a las grandes multinacionales. “Hacemos prendas artesanales, un producto más especial que para quien valora este tipo de producción es algo muy grande”.
Colecciones cápsula hechas a mano
Less Bore trabaja con colecciones cápsula. En estos momentos están centrados en la colección de sudaderas Heartmade, denominada así para remarcar que no solo se trata de ropa hecha a mano (handmade), si no también hecha con el corazón (heartmade). Y para ello, las sudaderas llevan bordado un corazón en el puño, para indicar que son prendas bordadas y cosidas por ellos mismos. “Muy poca gente sabe esto, pero es imposible hacer un bordado en un puño. De esta manera, queremos diferenciarnos de la gente que dice que hace ropa artesana pero que en realidad lo que hace es comparar el producto ya hecho y personalizarlo”.
Dentro de esta colección hay trece modelos distintos y de cada modelo hay 100 unidades. “De hecho, cada sudadera está numerada, cuando alguien la compra en la etiqueta indicamos el número de la serie, haciendo de estas prendas un producto mucho más cercano y personal”, nos cuenta Ainitze.
Ainitze y Ander son los encargados de diseñar cada prenda y cada estampado. Cortan las piezas, las mandan a bordar y, por último, las mandan a la modista para que las cosa. Todo sin salir del pequeño territorio guipuzcoano. Para las materias primas también han tirado de productos lo más locales posibles, siempre sin salir de la Península Ibérica.
“Creemos que se pueden cambiar las maneras de hacer las cosas, y este es nuestro pequeño gesto para hacer una moda más justa”.
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