Hay museos para todos los gustos. Están el del alambre de espino, el de la comida quemada y otros muchos que exponen raros objetos, a cada cual más estrafalario. Por si fuera poco, en los museos que podríamos considerar normales podemos encontrar piezas de todo tipo. Es lo que ocurre en el Museo de Historia Natural de Estados Unidos, situado en Nueva York y que alberga actualmente una exposición llamada ‘Life at the Limits’ (“Vida en los límites”).
En ella se muestran algunas de las criaturas más increíbles nunca vistas, adaptadas a las más complicadas condiciones de vida. En algunos casos, su aspecto les hace parecer verdaderas aberraciones.
Durante el recorrido, los visitantes podrán comprobar las particulares características que han desarrollado muchos animales y plantas para adaptarse a su medio y cómo eso les ha condicionado, otorgándoles un físico muy particular, alejado en ocasiones de los cánones de normalidad. Son más de 500 metros cuadrados con reproducciones de esos seres vivos y actividades interactivas a través de las que ver, por ejemplo, los cuerpos deformes de algunos animales o las patas que pueden llegar a tener algunos peces. Sí, peces.
The stomach of the Black Swallower expands to hold prey much larger than the fish itself! http://t.co/p06kfT6jdr pic.twitter.com/A3uM05mVTo
— AMNH (@AMNH) Mayo 26, 2015
Uno de los ejemplos que más destacan es el pez conocido como engullidor negro, que vive en las profundidades del océano, un lugar donde cuesta encontrar alimento. Por ello, ha aprendido a desarrollar un gran estómago elástico, desproporcionado para su tamaño, en el que poder alojar todo lo comestible que se va encontrando. Gracias a ello y a sus poderosas mandíbulas es capaz de comer hasta diez veces su propio peso. De hecho, es capaz de comerse a peces tan grandes como él.
Depending on which predator is around, the mimic octopus imitates various toxic creatures: http://t.co/WvJJ4T2k3P pic.twitter.com/2UkIaoXFcb — AMNH (@AMNH) junio 28, 2015
Más allá de órganos aparentemente deformes, otros animales toman apariencias aún más raras con tal de sobrevivir. Es el caso del pulpo mimo, un extraño especimen muy difícil de cazar. Puede cambiar la forma de su cuerpo y el color de su piel para adoptar la apariencia de algunos de los peores animales que encontramos en el fondo del mar, como las serpientes de mar o el pez león. Su aspecto, desde luego, inquieta.
Además, con tal de evitar el peligro, el pulpo finge su muerte volviéndose de color gris, a la manera de la arena del fondo del mar. Como se puede ver en el vídeo superior, se mueve a gran velocidad, algo ideal para huir de pescadores y otros animales. Si a lo largo de ese recorrido se transforma en una raya o en una medusa (otras de las apariencias que es capaz de adoptar), mejor que mejor.
Those feathery structures on the side of the axolotl’s head are gills! More: http://t.co/aBVpwRZ1tQ #LifeAtTheLimits pic.twitter.com/pkgdTpDd6e
— AMNH (@AMNH) abril 8, 2015
En el fondo del mar también está un extraño animal que conserva el secreto de la eterna juventud. Mientras que otros llegan a la edad adulta, el ajolote, una salamandra de aspecto muy simpático también conocida como pez caminante, conserva algunas características de su etapa de larva cuando llega a la edad adulta.
Sin embargo, sus extrañas patas, sus ojos a veces de color dorado, sus branquias y (solo en algunos casos) su piel albina causan cierto repelús. Aquellos que se acerquen a la exposición podrán observarlo en directo, puesto que hay especímenes vivos.
Tardigrades have been charming and astonishing biologists since their discovery in the 1770s http://t.co/9WfAg62W0l pic.twitter.com/z7Pohftwmc— AMNH (@AMNH) abril 24, 2015
Otras especies son raras por su físico, pero también por sus capacidades. Es el caso de los tardígrados, otros de los protagonistas de la exposición. Aumentados por la acción del microscopio (apenas miden 0,5 milímetros), imponen respeto debido a su aspecto de extraterrestre. También guardan cierto parecido con una persona llevando un traje contra las radiaciones nucleares. Sus cortas y puntiagudas patas tampoco ayudan a hacerlos precisamente adorables.
Sin embargo, consiguen que nos quitemos el sombrero cuando nos enteramos de que son capaces de frenar su metabolismo y caer en un estado de semimuerte, con el fin de sobrevivir a extremas temperaturas que van de los -200 ºC a los 150 ºC. Si a eso le sumamos que son capaces de soportar altas presiones y radiación, solo nos queda aplaudir. Eso sí, cuando veas su reproducción a escala aumentada en la exposición puede que quieras salir corriendo.
Mucho animal, pero ¿y las plantas? Aquellos que se acerquen a Nueva York deberán tener cuidado con la rafflesia, que despide un intenso olor a carne podrida. Si viajas a Borneo, Sumatra o Filipinas, su vivo color rojo te atraerá a hacerte una foto con ella, pero contén la respiración. Su aspecto es asombroso pero el hedor lo es aún más.
Como dice el responsable de Zoología Invertebrada del museo, Mark Siddall, estamos viviendo en un tiempo increíble para descubrir la “tremenda diversidad del planeta”. Solo hay que darse una vuelta por el Museo de Historia Natural de Estados Unidos y ver de primera mano a las más extrañas. ¿Tus ojos aceptan tanta fealdad?
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Con información de Museo de Historia Natural de Estados Unidos, Scientific American (1, 2), Wikipedia (1, 2) y The New York Times. Imágenes de Wikipedia y Twitter
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