(pinchar para ver más grande)
Cuando el ciclón Gudrun arrasó el sur de Suecia en enero de 2005, dejó al menos 22 personas muertas y unas 100.000 personas aisladas y sin electricidad. Y millones de árboles caídos. Jocke Bergland, que se especializa en fotografía aérea, voló días después sobre la región de Småland fotografiando la devastación, encontrando este asombroso roble gigante casi perfecto dibujado en el terreno.
El tronco, las ramas y el follaje se creó por la combinación de los efectos de los vientos huracanados y las cicatrices dejadas por la maquinaria forestal que recuperaba a toda prisa la madera.
“Era como si el cielo hubiera enviado un mensaje a la industria forestal recordándoles que, en este ámbito, los árboles de hoja caduca habrían resistido los vientos mucho mejor que los pinos. También es otro recordatorio de que el calentamiento global conducirá a vientos cada vez más fuerte y más fuertes”, dijo al recoger el premio Shell Wildlife Photographer Of The Year que le otorgó el Museo de Historia Natural de Londres en 2006.
Este premio pone de relieve los problemas de interacción entre los seres humanos y el mundo natural. Y las imágenes deben demostrar el poder y la capacidad de recuperación de nuestro planeta, ya sea gráfica o simbólicamente; algo que sea fácil de recordar para alentar el respeto por nuestro mundo natural.
Y es lo que logró este retrato del gigantesco roble herido que permanece cuando vuelan los pinos. Por cierto, ¿dónde fueron esos árboles? Pues una gran parte, los que se pudieron recuperar, cerca de la localidad de Byholma, donde el gobierno sueco ubicó el mayor almacén de madera que se ha habilitado hasta ahora en el mundo, con con unos 2,5 kilómetros de longitud y 13 metros de altura.
Se estima que esta enorme leñera llegó a acumular hasta 75 millones de metros cúbicos de árboles. Esta foto muestra una panorámica de 1 millón de metros cúbicos de esta madera. Multiplica por 75 el tamaño de esta imagen y tendrás la fuerza destructiva de un ciclón de categoría 1 con vientos sostenidos de 125 km/h y rachas de hasta 165 km/h, como el que azotó el sur de Suecia aquel 8 de enero de 2005.
(pinchar para ver más grande)
Fotografía: Jocke Bergland y Byholma