Cada vez que te das de alta en una nueva red social o, simplemente, navegas por alguna web, estás pagando un peaje. No obstante, no es dinero lo que das a cambio de registrarte en una nueva plataforma. En realidad, entregas el que es, a todas luces, el combustible de internet: tus datos. Si tu información personal se ha convertido en el petróleo de la Red, solo falta dar respuesta a una pregunta. ¿Dónde van a parar todos esos datos?
Acabar con esta incógnita no es para nada sencillo. Si bien algunos servicios dejan claro que nuestros datos son trasladados a un lejano punto del planeta, otros prefieren el silencio como respuesta. “No se sabe”, sentencia el jurista Jorge Morell, en declaraciones a Cooking Ideas. Esa es la principal conclusión de Morell tras realizar un pormenorizado estudio cuyo objetivo no era otro que desentrañar en qué lugar se almacenan los datos que cedemos los internautas españoles a las cien páginas más visitadas desde nuestro país según los datos de Alexa.
Para ello, su plan era rebuscar entre los famosos términos y condiciones (esos largos textos legales que, generalmente, aceptamos sin leer) hasta encontrar la línea en la que se indicara la ubicación del ‘data center’ en el que cada servicio web almacenaba los datos de sus usuarios. Pero la realidad fue tajante: 58 de esas 100 páginas más visitadas no desvelan el lugar al que va a parar nuestra información.
Tratándose muchas de estas páginas de medios de comunicación patrios, cabría pensar que los datos que obtienen cuando un internauta accede a ellos no salen de suelo español. Sin embargo, no siempre es así. “Puedo suponer que están en España o en Europa, pero dependerá del alojamiento que empleen ellos”, explica Morell. “Depende de dónde sea más barato el alojamiento, y puede que ese lugar sea Estados Unidos, algo que sería problemático, pero que los usuarios no pueden saber”, comenta.
De hecho, la mayoría de los servicios más utilizados en España que sí desvelan cuál es el paradero de nuestros datos hacen que estos crucen el charco: en un 36 % de los casos analizados por Morell la información de los usuarios termina alojada en Estados Unidos. “La mayoría de grandes servicios que operan en internet nacen allí y al final juegan con sus cartas y establecen sus normas”, aclara el jurista.
Por si fuera poco este alto porcentaje de servicios que se llevan la información lejos del continente europeo, uno envía los datos hasta China, mientras que otro los manda a un ‘data center’ en Canadá. En cualquier caso, parece que una parte importante de nuestra información personal está muy lejos de nuestro alcance (y lo que aún queda por saber).
Si este constante viaje transcontinental de información personal tiene consecuencias para los propios internautas es porque, tal y como explica el propio Morell, “la Unión Europea siempre ha tenido un nivel de protección de datos personales alto, siempre se ha preocupado más por cómo se trata la información, qué se hace con ella, cómo se destruye luego…”.
Además, señala que “si sale de la Unión Europea, otros países tienen normas más flexibles, y es más probable que el servicio que recoge esa información desde Estados Unidos o China no aplique las mismas garantías que si estuviera en territorio europeo”. En otras palabras, una vez que nuestros datos salen del espacio comunitario europeo, no se sabe qué puede llegar a pasar con ellos. Quizás el servicio pueda, legalmente, abusar de tu información, y nunca lo sabrás.
¿Cuándo lo sabremos?
Morell tiene la esperanza de que la legislación europea abra el camino para que se cumpla lo que debería ser un derecho de los internautas: saber con certeza a dónde van a parar nuestros datos. De hecho, confía en que el Reglamento General de Protección de Datos sea la herramienta para ello. No obstante, si bien entró en vigor el pasado mes de junio, no es de obligado cumplimiento hasta mayo de 2018. Será entonces cuando sepamos más sobre el paradero de nuestra información.
“Deberán indicar la política de retención de datos”, comenta el jurista. Así, todos esos servicios tendrán que ajustarse a la normativa europea y detallar para qué usarán esos datos personales que recaban, durante cuánto tiempo los guardarán y en qué momento exacto optarán por eliminarlos. Esto, sin duda, ya es un avance: “A día de hoy es algo imposible de saber”, explica Morell quien, además, espera que esto obligue a los servicios a decir dónde se guardan las copias de seguridad de toda esa información.
Aun así, no es oro todo lo que parece que relucirá en 2018. El propio jurista advierte de que “va a ser una cuestión de interpretación”. Así, puede que aún sigamos sin conocer el paradero exacto de nuestros datos al usar muchos de los servicios más populares de internet. En la actualidad, la respuesta es un misterio y, cuando no lo es, no termina de ser satisfactoria: muchos de tus datos viajan por el Atlántico para terminar almacenados muy lejos de ti.
Con información de Jorge Morell, El Confidencial y Hoja de Router. Las imágenes son propiedad de Pixabay, Facebook y Wikimedia Commons.
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