En cualquier oficio, los conocimientos y los secretos van pasando de maestro a alumno, de generación en generación. El complejo mundo de las matemáticas no iba a ser menos y, desde hace dos décadas, un profesor norteamericano dedica su tiempo a construir el árbol genealógico de esta ciencia, entendiéndola en su sentido más amplio. Así, pretende dibujar la historia académica de la informática, la estadística y las propias matemáticas.
Su nombre es Harry Coonce, es octogenario y tiene una obsesión: recopilar información acerca de todos los matemáticos del mundo para vincularlos entre sí. Al menos, a todos aquellos que han obtenido un doctorado en cualquier universidad del mundo. De esta forma, Coonce ha logrado relacionar a los matemáticos que salen de las facultades con los grandes genios de los siglos XVII y XVIII como Euler, Fourier, Leibniz o Möbius.
Lo hace a través del Mathematics Genealogy Project, una iniciativa que él mismo creó en el año 1996 y que aún hoy continúa con su singular objetivo. Para cumplirlo y contar con un completísimo árbol genealógico de las matemáticas, cualquiera puede aportar información en la web del proyecto. Basta con dar el nombre completo del que ha conseguido el doctorado matemático en cuestión, el nombre de la universidad en la que lo ha logrado, el año y, sobre todo, el nombre de su tutor.
Así, enlazando a alumnos y doctores, Coonce y los suyos son capaces de hilar a unos matemáticos con otros hasta viajar siglos en el tiempo. Esta suerte de base de datos que logra remontar la experiencia matemática hasta el mismísimo Leibniz no contó precisamente con muchos apoyos en sus orígenes. De hecho, cuando Coonce comentaba la idea a sus colegas de profesión allá por los comienzos de la década de los años 90, muchos la rechazaban: no eran matemáticas y tampoco era historia de las matemáticas. Pero sobre todo, creían que el proyecto era imposible de llevar a cabo.
Sin embargo, internet llegó para darle la razón a este matemático de la Universidad Estatal de Dakota del Norte. En la primavera de 1996, Coonce envió cientos de correos electrónicos a los departamentos de matemáticas de distintas universidades para pedir información sobre sus doctores y los tutores de estos. Aunque solo obtuvo respuesta a un 30 % de sus peticiones, en septiembre de aquel mismo año logró publicar un primer árbol genealógico con información de 3.500 matemáticos, que no es poco.
No obstante, aquello era solo el principio. Una década más tarde, el Mathematics Genealogy Project recogía los datos de más de 100.000 investigadores. En el momento de escribir estas líneas, el árbol genealógico que creara Coonce hace 20 años entronca ya a más de 200.000 doctores del mundo de las matemáticas.
De hecho, el proyecto ha crecido e involucra ya a un equipo de más de 20 personas dedicadas a la caza y captura de nuevos doctores así como a limar algunos errores de las ramas más altas del árbol, las correspondientes a los matemáticos de hace siglos.
“Cada uno de los datos que pedimos pueden ser potencialmente problemáticos”, explican desde el proyecto. No en vano, hay infinidad de cosas que han podido cambiar a lo largo del tiempo, dificultando así la búsqueda de información veraz. Por ejemplo, son muchos los casos de universidades que han mudado de nombre a lo largo de su historia; incluso, muchos matemáticos han hecho lo propio en sus vidas. Bien por dejar de usar su nombre de pila para utilizar solo el segundo o por cambiar el apellido a raíz de un matrimonio, ni siquiera algo tan básico como el nombre de los matemáticos es algo sencillo de confirmar.
Por si estas dificultares fueran pocas, desde el propio Mathematics Genealogy Project reconocen que no cubren con la misma eficacia todas las zonas del mundo. “Hemos recibido listas con los datos completos de la mayoría de los departamentos de matemáticas en los Estados Unidos, pero nuestra cobertura de las universidades en otros países no es tan buena (en particular, en los países asiáticos)”, explican.
Cualquier matemático que lo desee puede encargar un póster con su propio árbol genealógico. Por 50 dólares (unos 47 euros al cambio actual), Mathematics Genealogy Project enlaza el nombre de un doctor matemático con el de sus antecesores académicos. Un pequeño capricho para los más interesados en su pasado investigador que a unos les permite viajar al pasado para conocer los orígenes de esta ciencia y, mientras tanto, permite a Coonce y a los suyos seguir adelante con su proyecto. Además, también aceptan donaciones con las que financiarse.
Aunque algunos creyeron que era una idea absurda, este árbol genealógico es toda una realidad que ya vende hasta ‘souvenirs’ como carteles y camisetas. Además, sigue en constante construcción: si conoces a un flamante matemático, recuérdale que mande sus datos al Mathematics Genealogy Project.
Con información de Wikipedia, Notices of the AMS y Mathematics Genealogy Project. Imágenes de Mathematics Genealogy Project y Wikimedia Commons.
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