Por muy moderna que parezca, la convivencia entre el ser humano y los robots tiene más de 200 años de historia. No obstante, es ahora cuando los autómatas han alcanzado un grado tal de desarrollo que son muchos los que ven en ellos cierta amenaza en lo que respecta al mercado laboral. Y es que, aunque suene a ciencia ficción, algunas empresas ya cuentan entre sus filas con más robots que empleados humanos. Sin embargo, la duda aún pende sobre sus cabezas: ¿han llegado para quitarnos el empleo o harán trabajos complementarios a los nuestros para hacernos la vida más fácil?
Un informe publicado el pasado año por la Federación Internacional de Robótica expone que el número de robots industriales instalados en el mundo en 2019 llegará a 2,6 millones de unidades, es decir, casi el doble de los que había en 2015. Pero no todo está perdido. No en vano, esto no quiere decir que lleguen para quitarnos el trabajo a los humanos. “Es urgente que entendamos estos fenómenos, discutamos sus implicaciones y presentemos estrategias que permitan a los trabajadores humanos avanzar con las máquinas en vez de competir contra ellas”, proponen los investigadores del MIT Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee en su libro ‘La carrera contra las máquinas‘.
Lo mismo piensa Melonee Wise, una ingeniera estadounidense que lleva años diseñando, construyendo y programando robótica. De 50 empleados humanos y 125 robots se compone la plantilla de Fetch Robotics, su ‘startup’, apoyada por el mismísimo Elon Musk y dedicada al diseño de robots cuyo objetivo no es precisamente robar puestos de empleo, sino hacerle la vida más fácil a los humanos.
Por el momento, han conseguido que los robots funcionen en almacenes transportando carga y preparando pedidos, pero han logrado algo más importante aún: el hecho de que los robots puedan resolver las labores del hogar ya no es una cuestión futurista. Todo, haciendo que los robots aprendan por sí mismos mediante prueba y error. Algo muy humano, en realidad.
Ante el temor a que los androides terminen por quitarle el trabajo a las personas, desde la empresa explican que no es su caso: los suyos llevan a cabo funciones para las que no contratarían a nadie o para las que no hay presupuesto, directamente. Así que ningún empleado ha visto peligrar su puesto de trabajo por un robot, ni está previsto que ocurra más adelante. Es más, a largo plazo Fetch irá desplegando más robots y necesitará más gente que mantenga, programe e instale las máquinas.
Para el equipo, convivir en el entorno de trabajo con robots resulta productivo y seguro. De hecho, en ocasiones recurren a ellos cuando tienen hambre para que sea el androide el que les traiga un ‘snack’ o galletas, evitando tener que desplazarse hasta la cocina. Incluso si alguien se encuentra cansado, puede optar por subirse a un compañero robótico para moverse por la oficina. Cuenta la CEO de la empresa que, como los robots suelen ser más pequeños que una persona, la plantilla los percibe más como a niños que como a adultos y a veces hasta los llaman cachorros.
Sobre el pánico generalizado respecto a las implicaciones y los peligros de la inteligencia artificial, Wise comenta que hay indicadores falsos o erróneos que afirman que los avances se están produciendo a una velocidad de vértigo, pero no es así.
A pesar de que Fetch Robotics desarrolla máquinas para realizar tareas básicas de almacén y hogar, ella se muestra pesimista porque cree que esto no llegará a ser algo extendido durante su vida, ya que el desarrollo del ‘hardware’ y ‘software’ es demasiado complejo. No obstante, lo cierto es que el desarrollo ya está hecho. Por ejemplo, estos diez robots son capaces de planchar camisas, fregar el suelo o vigilar la casa, entre otras virguerías.
¿No acabarán con nuestro empleo?
Melonee Wise, sin negar que las predicciones son posibles, augura una solución basada en un punto de vista sociopolítico más que tecnológico: no en vano, la tecnología siempre va a seguir avanzando y “la capacitación de las personas se motiva a través de medios sociales, políticos y económicos”, comenta. Además, si a largo plazo Fetch va a ir desplegando más robots cabe preguntarse si sus empleados se reciclarán cuando su puesto de trabajo se vea desplazado y se transforme en otro distinto.
No obstante, la creciente velocidad de este ‘boom’ robótico amenaza con dificultar la elección de una carrera para que los jóvenes planifiquen sus vidas, según el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney. En este sentido, está claro que los empleos más mecánicos que requieren de menor capacitación académica podrían ser los primeros afectados.
En cualquier caso, lo cierto es que convivimos diariamente con robots. Un sector que se ha automatizado casi por completo es el que corresponde a las principales compañías de automóviles, en especial sus talleres de pintura y carrocería. Son trabajos que requieren de una repetición constante y con robots se evita exponer a los trabajadores a pinturas a base de plomo o sustancias químicas no saludables.
Pero no son los únicos: otros los podemos encontrar en los cajeros automáticos, máquinas expendedoras de comida y revistas, surtidores de gasolina, cadenas de comida rápida, etcétera. Quizás pasan desapercibidos porque no tienen forma humanoide, pero ahí están, cobrando el importe de la compra o anotando un pedido. Se encargan de labores muy simples que no requieren de formación superior.
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Con información de El Español, El País, MIT Technology Review, Forbes y Telegraph. Las imágenes de este artículo son, en orden de aparición, de Pixabay y Fetch Robotics Blog.
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