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10 descacharrantes tecnologías de cómic que son la pesadilla de un supervillano

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En el mundo del cómic, la tecnología más puntera y el armamento sobresaliente siempre han estado al servicio de las diabólicas intenciones de los supervillanos (con ilustres excepciones como Batman o Iron Man) que, a falta de unos poderes mágicos a la altura del protagonista, terminan por echar mano de ‘gadgets’ y cachivaches futuristas. Habitualmente son ingenios extraordinarios que harían las delicias de cualquier ‘geek’, pero algunas veces, por obra y gracia de un guionista con menos pericia, parecen sacados del ‘todo a 1 euro’ de la esquina o del arsenal de la archiconocida marca Acme. Nosotros, que somos muy de destacar las miserias del maligno, repasamos la historia del cómic en busca de los ejemplos más descacharrantes.

Una inteligencia artificial (literalmente)

En propiedad de… Ruby Thursday, la supervillana con cabeza de ordenador y nombre de temazo de los Rolling Stones.

¿En qué consiste? A simple vista, en la bola de Sandro Rey teñida de fucsia y colocada sobre el cuello de una maligna de aúpa que puede cambiar de forma a placer. Casi nada. Pero en realidad se trata de un superordenador instalado en el cerebro de una científica que llenó su cuerpo de cables y circuitos. Las grandes preguntas son: ¿escucha en su cabeza “la base de datos de virus ha sido actualizada”? ¿Puede acceder a la Wikipedia desde el cerebro? Misterios de la informática…

Una pistola de anillos

En propiedad de… The Ringer (algo así como ‘el anillero’), exingeniero de la NASA y uno de los más villanos más patéticos, vulnerables y lamentables de la historia del cómic. Desde el cariño.

¿En qué consiste? En unos condensadores, instalados en su indumentaria, que disparan anillos asesinos formados a partir de la polución del aire en la grandes ciudades. En mitad del campo es tan inofensivo como un tuno afónico y sin Lizipaina.

Un cañón ahí abajo

En propiedad de… Codpiece (bragueta en español). Uno de los renegados componentes de la Patrulla Condenada, el equivalente malvado a la Liga de la Justicia en los cómics de la editorial DC. Como sus compañeros, no es más que un esperpento sobrenatural fruto del lado más oscuro de la ciencia, con unos poderes más flojos que el perro de Heidi.

¿En qué consiste? Un cañón gigante instalado en su entrepierna que también hace las veces de pistola, taladro, tijeras o incluso guante de boxeo extensible. Alta tecnología donde nacen los más primitivos instintos.

Una bicicleta flotante y un paraguas lanzallamas

En propiedad de… Clifford F. Michaels, más conocido como Turner D. Century, hijo del chófer del multimillonario Morgan MacNeil Hardy, que reconstruyó la ciudad de San Francisco tras el devastador terremoto de 1906. Décadas más tarde, el magnate, descontento con la relajación de los valores tradicionales (no había más que hippies y libertarios), adoptó al chaval y le inculcó aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

¿En qué consisten? Como el malandrín de Century carecía de superpoderes, se fabricó un paraguas lanzallamas, cual Mary Poppins pirómana, y una bicicleta voladora al más puro estilo E.T., que flotaba por arte de magia (sin alas ni nada). Pero no se iba a quedar así la cosa: Turner ideó también una “bocina del tiempo”, un pito común a simple vista, pero que lleva al corral de los quietos a todo menor de 65 años que lo oyera. En los atascos hubiera sido un arma de destrucción masiva de no ser porque fallaba más que una escopeta de feria y solo los dejaba inconscientes.

Unas playeras de la muerte

En propiedad de… Goody Two Shoes, un mozalbete de lo más normal que guarda cierto parecido con Daniel el Travieso, Zipi Zapatilla y, en general, cualquier otro pillastre rubio de la cultura popular.

¿En qué consisten? Unas zapatillas sobredimensionadas que confieren a su portador una fuerza en los pinreles capaz de tumbar a ‘la Cosa’ de una sola patada. ¿Lo malo? Que sin las cholas no eres nadie.

Un abecedario letal

En propiedad de… El veterano de guerra Gordon Thomas se convierte en The Alphabet (el hombre alfabeto) tras una serie de catastróficas desdichas que acontecen cuando vuelve a los Estados Unidos procedente del frente de batalla. Su mujer le deja, se lleva a su hijo, le despiden y se le va la cabeza.

¿En qué consiste? No impone demasiado respeto con su pinta de tirillas y su atuendo de estudiante de filología en el Día del Español, pero es un enemigo de lo más temible, capaz de manipular las letras a su antojo para crear artilugios sobre la marcha, desde un cuchillo (con la C) hasta un bate de béisbol (con la B). Un cruce peligrosísimo entre Apalabrados y una impresora 3D.

Un altavoz para insectos

En propiedad de… Humbug (patraña en castellano), un profesor de entomología afectado por los recortes que decide hacer cuanto sea necesario para conseguir financiación y seguir estudiando los bichillos.

¿En qué consiste? En tocar las narices a los enemigos emitiendo a toda pastilla grabaciones de insectos comiendo o apareándose. Dolor de cabeza y repulsión a partes iguales gracias a una tecnología – micrófonos y altavoces – que puedes reproducir en tu casa. Sin embargo, ¡no lo intentes! Tus vecinos no serán tan compasivos contigo como el protagonista de un tebeo.

Una cometa a motor

En propiedad de… Kite-Man, el hombre cometa, un apasionado de este juguete infantil que quiso convertirlo, con escaso éxito, en un arma letal.

¿En qué consiste? Una especie de híbrido entre ‘jet-pack’ y parapente. Suspendido en su particular artefacto volador (mira mamá, ¡sin manos!) este extravagante villano pretendía sembrar el terror entre sus enemigos arrojándoles… cometas. Más que miedo, daba risa.

Un traje de faralaes futurista

En propiedad de… Polka-Dot Man, que adaptado a la idiosincrasia española vendría a ser el hombre del traje de faralaes.

¿En qué consiste? En un polémico disfraz, más propio de una fiesta salvaje que de un servidor del mal, cuyos lunares de colores hacían las veces de arma arrojadiza de escasa contundencia. En ese sentido, la principal característica de este villano es que puede quitar puntos de su disfraz y usarlos como armas o herramientas. En especial, convertirlos en un platillo volador que utiliza como vehículo de escape para salir pitando a la mínima de cambio.

Unas gafas que disparan arcoiris

En propiedad de… Rainbow Raider, el jinete arcoiris para los amigos hispanohablantes. Iba para artista, pero su ceguera se lo impidió y acabó metiéndose a supervillano. Algo así como Daredevil corrompido por el lado oscuro.

¿En qué consiste? Unas gafas incorporadas en su vestimenta que emitían arcoiris como si fueran rayos láser. Vale, tiene más en común con Cíclope que con Daredevil. La diferencia es que sus haces de luz multicolor afectan al estado de ánimo de sus víctimas para facilitar su perversa aunque poco maquiavélica misión: robar tanto arte como sea posible, diciendo que si él no puede apreciar las grandes obras, nadie más lo haría.

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Con información de ComicVine, Wikipedia, Marvel y DC

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