Publicidad, esa palabra maldita que ya casi ni los que trabajan en las agencias quieren pronunciar. Y los Social Media Managers menos. Después de la Guerra Civil en España se hablaba de los “pobres vergonzantes“, que eran los que no pedían en público, y trataban de mantener las apariencias.
Pues ahora llega el turno de los marketinianos vergonzantes. Los que parece que tienen que esconderse para hacer comunicación de marca, con fines comerciales.
Porque eso es lo que hace el marketing, sea en televisión, en vallas de carretera o en redes sociales. Vender. O intentarlo. Con uno u otro lenguaje, técnica, mensaje o estrategia, pero si una marca te habla, es para vender.
No lo llames publicidad si no quieres, llámalo P, como siempre…
Parece mentira, pero a esta alturas todavía hay que recordar las cuatro P del marketing: Producto, Precio, Punto de Venta (Placement) y Promoción. A las que puedes añadir la P de Personas.
Porque la P de promoción, hace referencia no al precio de oferta, sino a la comunicación con la que llegamos al posible cliente.
Y esa comunicación, sigue siendo mayoritariamente publicidad. Pero nunca fue el único camino. Siempre hubo otros medios como las Relaciones Públicas, el Marketing Directo, el propio Packaging… ¿Dónde está la frontera entre unos medios y otros?
El product placement de una marca en una película o serie de televisión, la noticia publicada sobre una acción o lanzamiento o los resultados corporativos de una empresa, el regalo promocional por compra… todo es publicidad, o comunicación comercial, o llámalo sólo P si no te gusta.
Y cuando una marca se dirige a su audiencia en redes sociales, desengáñate ya o lo harán ellos por ti, necesitas verlo como esa P de Promoción. O en poco tiempo, estarás hablando por hablar.
Los usuarios no son tontos. Saben perfectamente que les está hablando alguien que al final quiere venderles algo. Cuando ven saltar a un individuo desde el espacio, saben que se trata de un gran anuncio de bebidas energéticas. Y hasta lo comentan entre ellos. Les gusta, es publicidad pero les gusta.
Y si no les gusta, da igual que sea un anuncio de televisión, un evento o una actualización de Facebook o Twitter. Se reirán de ti o se enfadarán. Porque, insisto, el público no es tonto y sabe perfectamente que quien les habla es una empresa. Y la mayoría, ya van entendiendo que tampoco es así, que quien les habla es un community manager que se hace pasar por tu “marca amiga”.
En cambio, si les gusta, ten por seguro que no les molestará lo más mínimo. Siempre ha habido quien ponía pósters de sus marcas favoritas en la habitación. O pegatinas con sus logos en carpetas o coches. O simplemente, llevan una sudadero con un logotipo gigante bien visible. Era otra forma de compartir, la que había, con los medios que había, pero en esencia, la misma. Todos los ordenadores Apple venían con una pegatina de la manzana, y casi todos los diseñadores la ponían en sus coches o los cascos de sus motos. era la forma de hacer “me gusta” en analógico.
Así que si eres community manager y hablas en nombre de una marca en redes, o creas eventos y experiencias, o generas cualquier tipo de Branded Content… no lo llames publicidad si no quieres, pero es lo que haces. A no ser que seas de los que ya no comen magdalenas sino cupcakes.
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