La expresión “con chándal y tacones” pasó a significar una combinación imposible a convertirse en una realidad. Hace ya mucho tiempo que el chándal dejó de ser una prenda para el uso deportivo para hacerse habitual en nuestro día a día. Hasta la persona más elegante es capaz de pasar un “domingo en chándal” si hay poco que hacer.
Ahora que, efectivamente, lo vemos a diario en la cola del súper o al bajar a pasear al perro, es un buen momento para echar un vistazo a la evolución del dichoso chándal, con un origen muy poco relacionado con el fútbol y el atletismo y mucho con la…venta de ajos. Y aún así, ha acabado por convertirse en la ropa con la que se identificaban importantes movimientos urbanos… y famosos de todo tipo y pelaje.
Su nombre es, en realidad, una abreviatura de una expresión: El origen de esta palabra francesa está en la abreviatura popular de dos palabras: “[mar]chand d’ail”, que vendría a ser “vendedor de ajos”, cosa que terminó por ser sinónimo de “frutero”, y que los propios mercaderes gritaban para llamar la atención “¡Chan ‘dail!”.
En sus inicios no era sinonimo de ropa deportiva
Como habréis deducido por el punto anterior, los franceses fueron los primeros en llevar esta ropa, en teoría, extremadamente cómoda. Era habitual verlo entre los comerciantes de Les Halles, una concurrida calle de París donde su uso se extendió en el mercado que alli se situaba, pero su origen parece datar de Limoges y terminar de extenderse en París. Así lo recoge el diccionario histórico de la lengua francesa Le Roberte en 1894. Eso sí: su acepción original es más “ropa informal” que “deportiva”.
Pasó de ser ropa de clase obreras a una prenda para modernos
Los primeros chándal eran similares a los jersey de canalé que solían llevar los integrantes de este gremio, muy gruesos, para soportar el frío que se calaba en los huesos por la mañana. Pronto, comenzaron a llevarlo también en los ratos de ocio.
La Gamard d’Amiens, un fabricante de ropa de la época, tomó nota y comenzó a fabricar jerseys similares a precios muy caros, para vendérselos a los snobs.
El frío de entrenar por las mañanas en la campiña inglesa
El chándal comenzó a asociarse con el deporte cuando este comenzó a popularizarse en los entornos universitarios del siglo XX, especialmente los de Reino Unido. Al jugar al aire libre y en ocasiones en frías mañanas, se convirtió en una prenda muy popular: no requería de botones, era más cómoda y flexible que en una camisa e ideal para la práctica de ese deporte.
El chándal en las trincheras
En la Primera Guerra Mundial se disparó la demanda de chandals: las tropas francesas debían llevar una, puesto que se estimó que era una estupenda forma de conservar el calor sin restar movilidad a los soldados.
El chándal contemporáneo
Lo que podríamos considerar el chándal moderno, concebido como prendas a juego, con pantalón y chaqueta con cremallera del mismo color, no aparecen hasta finales de los 40. Los chándales de táctel -fondo de armario de politoxicómanos y violadores- y otros tejidos sintéticos, tal y como se conocen ahora, no llegan hasta principios de los 60.
Torero Superstar
Así se llama el producto lanzado por Adidas el pasado 2011, y merecedor, sin duda alguna, del título de ‘Chándal más hortera del mundo’. A la famosa marca, conocida por popularizar las tres rayitas que recorren pernera y manga, le dio por volver a innovar y juntar el traje de luces con la prenda deportiva al uso. Al fin y al cabo, pensarían, no están tan lejos, puesto que el torero también hace ejercicio.
El chándal y la cultura urbana
¡Pues existen unas cuantas! Ligado desde los 80 a la cultura del break dance y el hip hop, estas modas hicieron mucho para popularizarlo como prenda habitual de uso diario, más allá del empleo deportivo. La popularidad del baloncesto y sus estrellas en esta escena ayudó a que gente como Run DMC aparecieran enfundados siempre en sus Adidas, listos para rimar. Los fans del breakdance también lo usaban, buscando siempre combinaciones de colores extravagantes para destacar ante sus rivales: al chándal pronto le llegó los colores chillones y los diseños estrafalarios, y Adidas y otras compañías pronto comenzaron a apuntarse al mercado urbano y sacar al chándal del mundo del deporte.
Cantando en chándal
Pero no tenemos que irnos a las ininteligibles (para un españolito poco versado en Compton y sus circunstancias) rimas foráneas. No. Tenemos más de una canción chandalera en castellano: desde el punk de El último que zierre y sus ‘Navajazos por un chándal’ a la historia de ‘El Loco del Chándal’ de Doctor Divago. Por no hablar Mama Ladilla, que nos incitan a imaginarnos al Papa en chándal o el rap de ‘No me cambio el chándal’, de Dogma Crew. Y no olvidemos que hay todo un género conocido coloquialmente como ‘Chandal Metal”.
Famosos en chándal
Deportistas aparte, Fidel Castro es uno de esos personajes que solo podemos imaginar en su cómodo chándal de táctel. El difunto Hugo Chávez también era de estar “cómodo” cuando aparecía en TV. En realidad, cualquier famoso puede aparecer con esta prenda, desde Britney Spears a Rocío Jurado.
Más singular es el caso de Santiago Segura, que confesó haber recogido su Goya de 1993 por su cortometraje ‘Perturbardo’ en chándal. Por lo visto, su traje ya no le venía, pero tenía un pantalón negro que le sirvió para disimular.
Además, el chándal español enamora: Flavor Flav, de Public Enemy, llegó a comprarse un Kelme verde cuando actuó en Leganés.
Nos inspirtó el podcast Divagancia y Dinero. Fuentes adicionales: Sofoco media, Jim La Jungle, Imobsseseswiththis, NorthwesternEdu, Psupopculture.
José Viruete alterna a partes iguales el chándal y el esquijama.