Vivimos tiempos difíciles, si es que otros son más fáciles para los emprendedores. Muchos tendrán de dejar de serlo, con seguridad sólo durante un tiempo, porque quien es emprendedor una vez es difícil que lo deje para siempre. Otros tendrán que adaptarse, reinventarse, buscar socios.
Si trabajas por cuenta ajena, también es probable que hayas perdido tu empleo habitual, el que sabes hacer o te gusta, y tengas que aprender y probar otras cosas.
Tanto unos como otros, pueden tener la sensación de que han fracasado. Que las cosas no son como ellos planearon y que la vida les ha sido injusta, o ellos han sido torpes. Olvida esa idea. Lo que tú llamas fracaso, yo lo llamo mermelada de moras.
Estamos en Julio. En los campos españoles ya podemos ver las zarzamoras en flor. No es especialmente hermosa, y está rodeada de espinas. Pero representan el éxito tras el invierno. Un año más, han aparecido y están alimentando a las abejas que recolectan su néctar para producir miel y cera. Pero las flores, en unas semanas, fracasarán. Eso piensan ellas y sus clientes abejas.
Pero cuando los pétalos de las flores caigan y parezca el fin del mundo para ellas, se transformarán en moras. Será un nuevo y mayor triunfo, porque ahora, darán de comer a otras criaturas, incluyendo los humanos. Seguirán rodeadas de espinas y serán difíciles de conseguir, pero allí estarán, todo un éxito de la naturaleza. Aunque igualmente, el tiempo, y los ciclos, harán que fracasen marchitando los frutos que no hayan sido recolectados a tiempo.
Y cuando todos crean que la planta ha fracasado dos veces, todavía queda una nueva posibilidad, en forma de botes de conserva para endulzar los desayunos. Y así, hasta que de nuevo, cuando vengan tiempos mejores la zarzamora florezca.
Los emprendedores de verdad no ven nunca la botella medio vacía. Ven mermelada de moras donde otros ven fracaso tras fracaso. Si tú crees que has fracasado porque tu negocio o actividad ya no da más de sí, es porque pensabas que ibas a ser flor toda la vida, sin tener en cuenta que algún día, lo que haría falta son las moras.
El secreto de emprender, es saber adaptarse al entorno. Hacer lo mejor posible las cosas hasta que el mercado o tú mismo está tan maduro que ya no da más de sí, y hay que buscar alternativas. Pero entonces, cuando creas que eso es un fracaso, simplemente tienes que pensar que sin ser flor, no serías mora, y que sin ser mora, no harías mermelada.
Y lo que es mejor. Las flores de la zarza crecen casi sin esfuerzo, y nadie las quiere. Las moras, tienen más demanda, pero se comen por el camino sin importar cuando se acaban. Pero la mermelada de moras, tendrá tu marca. Se venderá en tiendas y se conservará en casa. Es lo que se llama valor añadido. O como está de moda decir ahora en el mundo de los negocios, es una materia prima “puesta en valor”.
Decía Forrest Gump que la vida es como una caja de bombones y nunca sabes lo que te va a tocar. Pues entonces, emprender es hacer mermelada de moras. Aunque te claves alguna espina que otra. Poco a poco.