No son pocas las veces que nos hemos propuesto seguir una dieta equilibrada y sana. Aunque en casa lo más sencillo para cumplir a rajatabla con nuestro propósito sea pesar los alimentos para calcular las cantidades idóneas, si salimos a comer fuera el asunto se nos complica un poco. Mil veces nos han hablado de las calorías de una porción de pizza, de un trozo de lasaña o de un vaso de vino pero… ¿Quién me asegura a mi que la cantidad que se prepara en los restaurantes corresponde con la porción que indican los nutricionistas? Gracias al método ideado por investigadores de la Universidad de Sydney, tendremos la medición del tamaño de todo tipo de manjares al alcance de nuestras manos. Nunca mejor dicho.
No cabe duda de que existen ya muchos y muy variados sistemas a nuestra disposición para estimar el peso de una porción de comida. El más preciso de todos pasa, evidentemente, por utilizar una báscula. Pero si no disponemos de una, como sucede cuando comemos o cenamos fuera, normalmente realizamos estimaciones basadas en percepciones subjetivas, llegando a aplicar los métodos de medición caseros (una taza de aquello, una cucharada de lo otro…) si nos toca cocinar sin un peso a mano.
Ahora, y para ayudarnos un poco, investigadores de la Universidad de Sydney han desarrollado un método para calcular el peso de forma sencilla estemos donde estemos. Y no, no se trata de una báscula portátil. Tampoco se trata de dar la lata al cocinero para que nos confiese la cantidad de calorías de su plato. El truco lo tenemos en nuestras propias manos: utilicemos los dedos como regla para medir las dimensiones de las comidas y calcular así su volumen.
Después de analizar diversos métodos, los investigadores se dieron cuenta de que nada de lo que desarrollaran iba a ser lo suficientemente útil si involucraba un objeto que tuviéramos que llevar siempre con nosotros. Tenía que ser más práctico, más sencillo. Algo que pudiéramos hacer con nuestras propias manos. Dicho y hecho.
Comprendieron entonces que, en realidad, las comidas se ajustan a ciertas formas. Por ejemplo, una lasaña podría compararse con un prisma rectangular, una copa de vino con un cilindro, y una porción de sandía con un prisma triangular. Creyeron por tanto que, si eran capaces de medir las dimensiones, y aplicando la fórmula de cada una de ellas para calcular el volumen, podrían estimar el peso de los alimentos de manera objetiva y bastante precisa.
En este video explicativo Alice Gibson, la directora del proyecto, estima el volumen de los alimentos según su forma. Para que lo entendamos mejor, utiliza un trozo de lasaña. Al ser un prisma de forma triangular la fórmula para hallar su volumen es multiplicar el ancho, por el largo y por la altura.
¿Volumen?, ¿fórmula?, ¿prisma? Que no cunda el pánico. Quizá no lo recordemos, pero todos lo hemos aprendido en el colegio. Una vez ejercitada nuestra memoria, todo lo que necesitamos es utilizar nuestros dedos como regla. En especial, su anchura. Así, cuando nos comemos un trozo de lasaña como el del video, tendremos que calcular el número de dedos que mide. En este caso, 7 x 5 x 4.
Aplicando la fórmula podremos hacer una aproximación para averiguar los gramos que pesa cualquier plato que se ponga ante nuestros ojos. Con el dato en mente, nos será mucho más fácil disfrutar de la comida sin tener que preocuparnos por salirnos de la cantidad recomendada para mantener una dieta sana.
El sistema no es perfecto, claro. Según la directora de la investigación, calcular el volumen en dedos nos da una idea de cuál es el valor energético o incluso los gramos que pesa dicha porción. Lo más curioso es que, sin acertar siempre, es el método que más se aproxima a lo cierto. De hecho, para probar la eficacia de su sistema, los investigadores compararon los resultados que los dedos ofrecían frente a otros sistemas como el uso de puños, puntas de dedos y pulgares, o medidas domésticas como tazas y cucharadas. Pidieron a 67 personas que estimaran el peso de 42 alimentos y líquidos previamente pesados, tanto con sus dedos como con el resto de opciones disponibles. Descubrieron entonces que los dedos eran más preciso que las estimaciones domésticas o las descripciones subjetivas. En un 80% de los casos, su cálculo se aproximaba más al peso real que el resto de sistemas empleados.
Sus resultados han sido publicados en la Revista de Ciencias de la Nutrición. Los investigadores afirman que el suyo es el primer estudio que evalúa la exactitud de los métodos basados en la mano para medir las proporciones de los alimentos, que como ya sabemos, es un elemento importante a tener en cuenta si tratamos de mantener una dieta saludable. También señalaron algo preocupados, que a la vista de los resultados, el tamaño ideal de una porción sana suele ser mucho menor que la cantidad que estamos acostumbrados a comer.
Los planes de futuro de Gibson y su equipo pasan por crear una aplicación donde la gente pueda introducir sus mediciones hechas con los dedos para que sean los propios teléfonos los encargados de hacer el cálculo y averiguar el peso de los alimentos que comemos. También plantean añadir a la fórmula más factores como la densidad de la comida. Saben que deben seguir desarrollando la técnica, pero confían en que en un futuro la estimación se convierta en algo mucho más preciso.
A estas alturas estaría bien reconocer que desde que terminamos el colegio, más de una vez nos hemos quejado por lo aparentemente inútiles que son algunos de los conocimientos que en ellos obtuvimos. No tienen una aplicación práctica, decíamos. No me sirven en mi día a día, comentábamos con nuestro grupo de amigos. Y ahora, contra todo pronóstico, aquellas clases de matemáticas han terminado por convertirse en nuestras mejores aliadas para mantener una dieta sana y equilibrada. Quién nos lo hubiera dicho entonces.
Con información de This Insider, Daily Mail, The Huffington Post y News. Imagen de Pixabay.
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