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“Me ves, no me ves”: cómo ser un fisgón en redes sociales y pasar desapercibido

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Saber de la vida de ese antiguo compañero de estudios, o de alguna expareja de juventud, no es nada difícil hoy día gracias a las redes sociales y otras plataformas en línea. Sin ir más lejos, hace apenas unas semanas WhatsApp lanzó una nueva utilidad: los estados, mensajes volátiles (desaparecen a las 24 horas) a los que se pueden añadir emoticonos o pequeños textos y que copian a las historias de Instagram o a las también efímeras publicaciones de Snapchat. Mientras tanto, Facebook ha lanzado una herramienta similar.

No obstante, hay que tener cuidado a la hora de interesarse por la vida de los demás a través de estas herramientas. Siguiendo con la última novedad del popular servicio de mensajería instantánea, WhatsApp permite saber qué miembros de tu agenda de contactos han visto tu publicación. Así que si te gusta pasar desapercibido, mejor cotillear las redes sociales de los demás con algo de sigilo. Te explicamos cómo:

WhatsApp: el secreto está en el doble ‘check’

Cuando publicas un estado en WhatsApp, en él aparece el icono de un ojo junto a un número; pinchando en él puedes comprobar quiénes y a qué hora han visto tu publicación. De la misma forma, si tú visitas los estados de tus contactos, estos sabrán que te has pasado por ahí a pesar de que eres una de esas personas que juras y perjuras que no pierdes el tiempo en internet. Como no quieres pasar por un metomentodo, hay una forma muy simple de ocultarte como un camaleón.

Para ello, solo debes desactivar la opción ‘Confirmaciones de lectura’ en Ajustes->Cuenta->Privacidad, la misma que desactivas para que los demás no sepan que has leído sus mensajes mediante el doble ‘check’ azul. Ahora bien, hacer esto tiene un inconveniente: no sabrás quiénes ven tus propios estados, porque el contador siempre estará a cero, hasta que vuelvas a activar ‘Confirmaciones de lectura’.

Instagram: difícil si la cuenta es privada

En Instagram, en la que WhatsApp se inspira en cierta forma para lanzar sus estados, no es posible fisgonear sin que nos detecten. Cuando alguien publica una historia pública y nosotros la vemos, esa persona sabe cuántos y quiénes la han visualizado. Como veis, hablamos de historia pública: también existe la posibilidad de crear una historia privada y mandársela a una persona o varias en concreto; si no somos una de las personas agraciadas, poco tenemos que hacer.

En caso de que seamos nosotros los que publiquemos en Instagram Stories y no queramos que toda la red social lo vea, lo que tenemos que hacer es que nuestra cuenta sea privada. Así, solo podrán acceder aquellos usuarios que ya nos seguían (y que no hayamos bloqueado por algún motivo) y aquellos a los que demos permisos a partir de ese momento. Hay que recordar que para ver las Stories no es necesario seguir el perfil en cuestión: basta con irse a la pestaña de la lupa para comprobar las sugerencias que nos hacen en este sentido.

En cualquier caso, público o privado, también es posible ocultar la historia a algunos perfiles o filtrar los usuarios que pueden escribirnos un comentario. En cuanto a las fotos clásicas de Instagram, es sencillo: si el perfil está abierto, puedes cotillear sin miedo a que te pillen.

Snapchat: amigos para siempre

Snapchat también tiene historias (de hecho, fue el origen de todas las publicaciones efímeras que coexisten en distintas redes sociales) y con ellas pasa algo parecido a lo de Instagram: si no somos amigos del perfil en cuestión (o si este no es público), no podremos cotillear. Por otra parte, si somos nosotros los que hemos publicado la historia, pinchando en el icono de un ojo, similar al de WhatsApp, conoceremos el número de personas que han visto esa historia. Al pinchar en una flecha que aparece ahí, también sabremos quiénes son los que más se interesan por nuestras publicaciones. Difícil, por tanto, pasar desapercibido.

Facebook Stories: sin tregua a los cotillas

Lo mismo le sucede a Facebook Stories, que se presentó en las mismas fechas que WhatsApp Status. Si la historia es pública (también se puede mandar de forma privada a algunos contactos, como sucede en Instagram), la persona que la publique puede saber quiénes la han visto en las 24 horas que dura su vida. Por otra parte, si la recibimos en privado solo podremos verla dos veces en esas 24 horas, así que no sabemos qué es mejor: si ser un cotilla público o que nos pasen el material como si fuésemos un espía prémium.

En cualquier caso, las fotos habituales de un perfil de Facebook sí pueden ser material de primera para un fisgón. Si bien todo depende de los ajustes de privacidad que haya seleccionado el usuario en cuestión, como mínimo será posible ver la foto de perfil y la de portada. Y más cosas sin ser descubierto por el usuario: todas las fotos (insistimos, todas las que él deje ver a aquellos que no son amigos suyos en la plataforma), los comentarios en sus publicaciones, etcétera.

LinkedIn: conociendo a los curiosos previo pago

En la red social de los profesionales también se puede curiosear a gusto; e incluso con cierta confianza. Si quieres visualizar los perfiles de los demás, y que a estos no les llegue una notificación de que has estado pululando por ahí, puedes hacerlo cambiando tus opciones de privacidad. Para ello, vete a ‘Opciones de visualización de perfil’ y escoge ‘Características del perfil privado’ (los demás solo sabrán que alguien de un determinado sector laboral ha estado visitándolos) o ‘modo privado’ (totalmente anónimo). Eso sí, si seleccionamos una de estas características nosotros no podremos saber quién ha visto nuestro perfil y perderemos nuestro historial de visualizaciones.

Por otra parte, es posible realizar actualizaciones de estado (un nuevo empleo, una nueva habilidad…) sin que a los demás les llegue la notificación. Cuando actualices tu experiencia, puedes seleccionar la opción ‘No, no informar a mi red’ para evitar que a tus contactos les llegue tu actualización a su muro o a su correo electrónico. También puedes ocultar a tus contactos cuando alguien te cita en sus publicaciones.

Por último, si eres tú el que quieres saber quién ha mirado tu perfil mientras navegaba en modo privado, deberás pagar una cuenta Premium. Hay que sacar negocio del ‘voyeurismo’. Pero si te niegas a pagar y lo único que quieres es que tu perfil solo esté disponible para tus contactos, en vez de para cualquier miembro de la red, selecciónalo en tus opciones de privacidad (Bloquear y ocultar -> Seguidores).

En definitiva, la mejor red social para cotillear pasando desapercibido parece ser WhatsApp. No en vano, aunque LinkedIn permite también escudriñar libremente, si los demás deciden pagar, entonces seremos descubiertos. A pesar de sus ventajas, también es necesario tener en cuenta que si en estas redes sociales no queremos ser descubiertos, no podremos tener acceso a otras características, como saber quién visita nuestros estados o nuestro perfil. Por tanto, habrá que pensarse seriamente si queremos ser espías y desconocer con ello quiénes son nuestros posibles observadores.

Con información de Mediatrends, TreceBits, Androidphoria, Hablando en corto, Spoots, Xataka, Verne. Imágenes de /dave/null, Pexels y Pixabay.

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