Llegas al trabajo y recuerdas que has olvidado darle al botón después de meter toda la ropa sucia en la lavadora. Como en ‘La Bella y la Bestia’, desearías que todos tus muebles y electrodomésticos cobrasen vida para que pudiesen ocuparse ellos solitos de cumplir su cometido, pero sabes que a tu vuelta todo estará como lo dejaste. Sin embargo, pronto podría dejar de ser así. Gracias al internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) cada vez hay más más aparatos que cobran vida, digitalmente hablando, y se conectan a la web para adquirir las funciones más sorprendentes.
Lo mejor es que no tenemos que esperar mucho para descubrir este mundo de nuevas posibilidades. De hecho, el futuro ya está aquí y el internet de las cosas ya comienza a ser útil. Incluso podemos disfrutar de tarifas de datos para empezar a conectar objetos de lo más cotidianos. Ahora bien, aunque se trata de una tecnología sencilla y al alcance de todos, lo cierto es que hasta ahora ha venido hablándose de ella usando un buen puñado de siglas: IoT, IDoT, IIoT, TaaS, V2V… El mundo del internet de las cosas es aún a día de hoy una sopa de siglas que, en realidad, son fáciles de comprender.
Un mundo interconectado
Casi todo lo que nos rodea podrá formar parte de este universo. O así lo demuestran los datos publicados por la consultora Statista, que ha señalado que de aquí al año 2020, más de 25.000 millones de aparatos estarán conectados a la red. Si en un principio esa cifra no te impacta, piensa en la cantidad de dispositivos que se necesitarán para hacer eso posible. Y es que el internet de las cosas no es otra cosa que una red de transmisores sin cables que son combinados con sensores y que reciben el nombre de ‘mote’ (la abreviación del término inglés ‘remote’, que significa remoto).
Aunque se convertirá en un éxito total en hogares de todo el mundo, los aparatos conectados serán especialmente útiles en los sectores relacionados con la producción y el transporte ya que las tareas más pesadas normalmente las realizan las máquinas. Así, el internet de las cosas industrial (IIoT) ayudarán a crear sistemas y entornos de producción inteligentes y automatizados en las fábricas.
Una de las características más importantes de este nuevo modelo es que cada cada ‘mote’ podrá ser identificable por medio de un código que se instalará en cualquier tipo de objeto. Algo tan sencillo como eso es lo que recibe el nombre de la Identidad de las cosas (IDoT por sus siglas en inglés). Así, se podrá saber si está haciendo bien su trabajo o, simplemente, a la hora de saber para qué está siendo usado. Esta información referente a la eficacia, la productividad o el funcionamiento de las máquinas debe ser almacenada y por ello los artilugios que suben los datos que recogen a la nube con conocidos como el Servicio de las Cosas, nombre que procede de ‘Things as a Service’ (TaaS).
Desde los coches hasta el propio cuerpo humano
El internet de las cosas ha llegado ya incluso al mundo de las cuatro ruedas, donde esta singular sopa de siglas se vuelve aún más enrevesada. No en vano, los coches que pronto circularán por nuestras calles pueden conectarse casi con cualquier cosa como por ejemplo, con el fabricante si hay una avería.
Los coches también podrán contactar con otros otros vehículos (V2V, o ‘vehicle-to-vehicle’) para indicar su localización, su velocidad, su tamaño y su dirección. ¿Imaginas dos vehículos charlando entre sí para evitar una colisión? Lo mejor es que el vehículo también podrá dirigirse al conductor (V2P, o ‘vehicle-to-person’), y recoger los datos del entorno (V2I, o ‘vehicle-to-infrastructure’), para avisar del estado de las vías, o de un posible obstáculo en la ruta. Este nuevo universo digital entre conductores y automóvil es el Internet de los Coches (IoC, ‘Internet of Cars’). Se trata una nueva generación de vehículos más inteligentes y más seguros que poseen una conexión aún mejor que la que tenían Michael Knight y su bólido en la conocida serie el ‘Coche fantástico’.
Y es que ese es el punto fuerte de esta internet de las cosas: que los aparatos ya no solo están vinculados en forma de circuito cerrado (como ocurría hace no tanto tiempo con la televisión y el DVD, por ejemplo), sino que pueden comunicarse de forma global para ofrecer una experiencia más personalizada. Es decir, no se trata de que la cafetera se vaya a enlazar con una calculadora, porque su función seguirá siendo hacer café, pero sí que podremos activarla desde nuestro móvil cada mañana, para despertarnos con el aroma del desayuno.
Además, no solo de objetos vive esta tecnología, sino que el cuerpo humano también disfrutará de esta interconexión futurista: tendremos nuestra salud monitorizada al minuto gracias al conjunto de sensores externos e internos que conectan la red con el cuerpo, y que se conoce como BAN (de las siglas de ‘body-area network’, cuerpo-area-red en inglés). De hecho, y aunque algunos se muestran reticentes a convertirse en cíborgs, ya hay personas que tienen sorprendentes dispositivos integrados en el organismo.
Sin ir más lejos, el ya famoso músico y artista británico Neil Harbisson es el primer hombre que ha sido reconocido legalmente como un cíborg. El cerebro de Harbisson está conectado a un ‘eyeborg’, un aparato que consta de un sensor y una antena que envía señales a un chip implantado en su cráneo. Este chip convierte las frecuencias de luz en vibraciones para que sea capaz de escuchar los colores. Harbisson tiene una extraña enfermedad congénita llamada acromatopsia que limita su visión al blanco y negro, pero con este dispositivo puede sentir el color.
Pero el del ciborg londinense no es un caso aislado. La bailarina catalana Moon Ribas tiene un sensor implantado en su brazo que está conectado a un sismógrafo ‘online’, lo que le permite sentir todos los terremotos de la Tierra. Nunca una persona estuvo tan conectada a la naturaleza, literalmente.
Hogares inteligentes
En cualquier caso, y se trate del objeto que se trate, abrazar el internet de las cosas servirá pronto para hacernos la vida más fácil. Por algo gigantes tecnológicos de la talla de Apple y Google han pensado que el hogar es el mejor escenario para que esto ocurra. Ambas empresas están haciendo grandes avances con sus respectivos Home Kit y Android @Home, con los que los usuarios pueden controlar sus electrodomésticos desde el ‘smartphone’.
Así, si un día has olvidado poner la lavadora podrías programarla desde el móvil. O quizás estás en el supermercado y, en mitad del pasillo de los congelados, te invade esa sensación de estar olvidando algo: contacta con tu nevera para comprobar qué alimentos faltan o cuáles están a punto de caducar. Es más, el internet de las cosas puede hacer realidad ideas tan impactantes (y útiles) como la de que sean los propios inodoros los que analicen tu orina para indicarte cómo puedes mejorar tu dieta.
Todo esto será posible a través de RFID (más siglas, sí; en concreto, estas son las de ‘radio frequency identification’, es decir, identificación por radiofrecuencia). Solo hará falta integrar un chip de pocos milímetros en cualquier objeto del hogar para poder procesar y transmitir información. Gracias a ello, las casas del futuro son inteligentes, conectadas, y automatizadas. En efecto, todo ventajas.
Ahora bien, no creas que con viviendas así de inteligentes y futuristas vas a querer quedarte siempre en casa. También podrás socializar gracias a otra cara del internet de las cosas: la Web Social de las Cosas (Social Web of Things o SWoT, en inglés). ¿Estás pensando ir al cine pero no sabes qué ver? En lugar de descolgar el teléfono para preguntarle a un amigo o bucear por internet para leer buenas recomendaciones, puedes saber directamente qué vieron tus amigos, e incluso si luego si disfrutaron de la película, ya que podría llegar a conectarte con tus seres queridos a través de la base de datos que registra lo que está pasando minuto a minuto.
Al fin y al cabo, esta tecnología no quiere limitarse a conectar máquinas entre sí en el denominado M2M (‘machine-to-machine’, ‘de máquina a máquina’ en español), sino que el objetivo final es incluir a las personas en esa red de contactos en lo que ya se resume como M2P (‘machine-to-person’, de ‘máquina a persona’). Aunque eso aún es más una ilusión futurista que una realidad, el Internet de Todo (‘Internet of Everything’ (IoE) hará posible que objetos del día a día y humanos trabajen codo con codo.
Suceda como suceda, lo cierto es que a día de hoy, con soluciones como V by Vodafone ya es posible comenzar a disfrutar del vasto mundo del internet de las cosas cómo y cuándo quieras. Y es que permite a los usuarios poder conectar y gestionar una amplia gama de dispositivos inteligentes como localizadores GPS para coches, cámaras de seguridad 4G, trackers para localizar y monitorizar la actividad de mascotas, maletas, mochilas o llaves. En suma, un nuevo mundo de posibilidades para estar siempre cerca de lo que más te importa.
Con información de Spectrum y Hoja de Router.
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