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Una inmersión profunda en los asombrosos agujeros azules que pueblan los océanos

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¿Te gusta bucear? ¿Cuánto has nadado hasta el fondo del mar? Probablemente unos pocos metros tan solo; todo dependerá de tu experiencia y destrezas. Al fin y al cabo, profundidades hay para todos los gustos. Sin embargo existen unos lugares que están considerados como los mejores sitios para bucear. No es para menos, pues se trata de una de las formaciones geológicas más sorprendentes. Son los agujeros azules, estructuras que aparecen en el mar como círculos casi perfectos de un color azul extremadamente intenso que contrasta con el azul claro del agua a su alrededor.

De hecho, recientemente, ha sido descubierto el agujero más profundo del mundo: tiene 300 metros de longitud, 130 de diámetro y se encuentra en los mares del sur de China. Un lugar más para realizar actividades tan increíbles como las que ya han protagonizado muchos aventureros en otros lugares del mundo o, simplemente, para maravillarse con la belleza de los agujeros azulesNo es para menos. Estos agujeros son reconocidos en todo el mundo por sus sistemas de cuevas solo aptos para los submarinistas más experimentados, donde existe todo un ecosistema de especies y una serie de rincones indescriptibles.

Pero para apreciar toda su belleza no hace falta sumergirse. Si no nos atrevemos, basta con verlos a vista de pájaro. Por ejemplo, en Belice. Allí se encuentra una barrera de arrecife catalogada como Patrimonio de la Humanidad, y uno de sus principales atractivos es el Gran Agujero Azul, de 123 metros de profundidad y 300 de ancho. El famoso oceanógrafo Jacques Cousteau lo calificó como uno de los mejores sitios para bucear. No es para menos: sus cuevas de piedra caliza se formaron durante el último periodo glacial y, al subir el nivel del mar, desaparecieron. Un vestigio milenario:

Los muchos buceadores que se acercan allí se pueden encontrar con varias especies de tiburones y con meros gigantes. Y quizá, quién sabe, alguno se atreva a romper el récord del mundo que tiene, en otro agujero azul, Walter Steyn. En abril de 2009, este australiano fue capaz de sumergirse 100 metros sin aletas en otro de los agujeros azules míticos, el Agujero Azul de Dean, situado en Bahamas. Con 200 metros de profundidad, Dean era el agujero más profundo hasta la fecha, ahora que los chinos le han quitado el primer puesto. En cualquier caso, su belleza no deja indiferente a nadie:

A la espera de que el agujero chino se popularice, son muchos los viajeros que se han acercado hasta el agujero de Dean y que han mostrado ya en YouTube lo increíble que es saltar a su oscuridad. Solo hay que ver este vídeo artístico que poco tiene que envidiarle al cine. Se siente el vértigo de caer al agujero y el esfuerzo del buceador por regresar a la superficie:

Y para los que no se animen a ir hasta Bahamas, siempre quedará el agujero azul de Dahab, en la península egipcia del Sinaí. Es popular por el denominado ‘Arch’, un arco de unos 30 centímetros de longitud que, a 52 metros de profundidad, conecta el agujero con el mar abierto. La dificultad del Dahab es tal que obliga a llevar bastante oxígeno, además de estar muy preparados físicamente. Pero si se es experimentado, el viaje merece la pena:

También hay quien se atreve a pescar en agujeros azules, quizá más modestos que los que hemos visto hasta ahora, pero en los que se puede conseguir alguna que otra sorpresa con la caña. Hay que intentar no llegar con el barco al borde mismo del agujero, porque quizá luego cueste salir de él. Utiliza un cebo de gran tamaño y ármate de paciencia… y de fuerza: pueden salir piezas muy grandes.

Récord de la respiración

Por otra parte, los récords de apnea en agujeros como estos muestran a hombres retando a su propio cuerpo para alcanzar profundidades increíbles aguantando la respiración y regresar luego sanos y salvos a la superficie. El ruso Alexey Molchanov hizo 128 metros con aletas y tiene el récord en esta categoría.

De casta le viene al galgo, ya que su madre, Natalia Molchanova, tiene dos récords femeninos de apnea, sin aleta a 71 metros y con aletas hasta 101. Ya con equipo para respirar, el egipcio Ahmed Gabr tiene el récord con 322 metros de profundidad. Con la seguridad de las bombonas de oxígeno, descender por las profundidades marinas es una de las experiencias más espectaculares del mundo:

Calma en un agujero azul

Pero si no quieres arriesgarte, siempre te queda la opción de relajarte y nadar en otro tipo de agujeros azules, estos a cielo descubierto. Se encuentran en México y son denominados cenotes. Al contrario de lo que pasó con el Gran Agujero Azul, en este caso el nivel de las aguas bajó, lo que permitió que quedaran al descubierto las increíbles formas de sus grutas, aunque algunas permanezcan aún a día de hoy bajo el agua. Azules o verdes, chapotear por ellos es un espectáculo increíble.

Como puedes comprobar, se pueden vivir increíbles aventuras en uno de estos agujeros azules repartidos por todo el mundo. Ahora solo queda buscar billetes de avión y lanzarse en su búsqueda. Llegar no es fácil, pero merecerá la pena.

Con información de Wikipedia (1, 2, 3) y BBC. Imágenes de Klaus Stiefel,, Wikipedia (1, 2), BBC, Tom Haymes y Jorge Sanmartín Maïssa.

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